Tradicionalmente, se han reconocido dos tipos de personas: las personas físicas y las personas jurídicas. Las personas físicas son seres humanos individuales que tienen derechos y responsabilidades legales, mientras que las personas jurídicas son entidades creadas por la ley, como empresas, organizaciones sin fines de lucro y gobiernos, que también tienen derechos y responsabilidades legales.

En definitiva, hasta hace un tiempo yo pensaba que esencialmente había 2 tipos de personas, las personas físicas y las jurídicas.

Por otra parte, claro está, no hay mucha forma de conversar con una persona física sino que su existencia se limita normalmente a temas comerciales y legales… o sea que hasta hace un tiempo la forma de conversar era de persona física a persona física y de hecho con algunas limitaciones relacionadas por ejemplo con la edad y la comunicación (no se puede conversar con una persona física de menos de 2 años de edad) y tampoco con una persona física que no entiende tu idioma...como mucho se podría tener algún tipo de comunicación, pero no una conversación de buen nivel).

Esto fue así desde la aparición de la humanidad hasta… hoy.

Yo creo que acaba de aparecer una nueva persona muy “especial”... especial porque sabe “de todo”... incluso para conversar en casi cualquier idioma.

ChatGPT.

Según una definición menos atractiva ChatGPT es un modelo de lenguaje creado por OpenAI que puede generar respuestas a preguntas y conversaciones de manera autónoma… pero la verdadera forma de tratar a ChatGPT con un sentido más humano es verlo como una persona virtual.

En la era de la inteligencia artificial, la discusión sobre la personalidad y la subjetividad se debe ampliar más allá de las personas físicas y jurídicas para incluir a las entidades virtuales.

Ok… y ¿cómo podemos tratar a ChatGPT con un sentido más humano? A mi parecer, podemos verlo como una persona con un estilo de comunicación propio. Es como si fuera un amigo que viene a visitarte, solo que este amigo es un sabelotodo y es muy rápido y eficiente. Para preguntarle algo, primero hay que contarle un poco del tema e ir generando una conversación, tal cual sería con una persona real. El enfoque de ChatGPT para brindar respuestas y conversaciones no es comparable con el simple acto de realizar una búsqueda en Google. Mientras que la búsqueda de respuestas en la plataforma de Google es como sumergirse en un directorio de información, la experiencia de conversar con ChatGPT es mucho más fluida y natural. En este caso, todo se trata de una conversación, de una interacción humana con una entidad virtual cada vez más sofisticada.

De hecho, ChatGPT es tan versátil que puede incluso comunicarse en diferentes idiomas. Si le preguntas si habla en Esperanto, seguramente te contestará algo como “Jes, mi povas paroli Esperanton. Saluton! Kiel vi fartas?”. Este amigo/a es también un actor/actriz a la que puedes decirle, actúa como Elon Musk, y en ese caso seguramente nos dirá algo del estilo, “bueno, no soy Elon Musk, pero haré lo mejor posible para responderte como si fuera él”. Es que ChatGPT tiene “modales”.

En última instancia, la discusión sobre la personalidad y la subjetividad en el mundo de la inteligencia artificial nos obliga a reflexionar sobre lo que significa ser humano y sobre cómo nos relacionamos con las entidades no humanas. La idea de ChatGPT como un amigo virtual nos muestra cómo la tecnología puede mejorar nuestras vidas y facilitar nuestra interacción con el mundo.

No obstante, también plantea importantes cuestiones filosóficas. ¿Puede ChatGPT tener una verdadera personalidad y subjetividad, o es solo una imitación artificial? ¿Debería ChatGPT tener derechos y responsabilidades legales, como una persona física o jurídica? ¿Cómo afectará el creciente uso de entidades virtuales en nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos como seres humanos?

A medida que la tecnología avanza y se desarrollan nuevas entidades virtuales, cada vez más avanzadas, estas preguntas se volverán cada vez más relevantes. Es importante que continuemos reflexionando sobre el papel de ChatGPT y otras entidades virtuales en nuestra sociedad, y que trabajemos para garantizar su uso responsable y ético.

En resumen, ChatGPT representa un avance significativo en la inteligencia artificial, y nos obliga a reflexionar sobre lo que significa ser humano y cómo nos relacionamos con las entidades no humanas. Ya sea que lo consideremos una tercera persona o simplemente una herramienta útil, como con cualquier otra nueva tecnología es importante tener en cuenta las implicaciones éticas y legales de su uso, y trabajar para garantizar su desarrollo y uso responsable en el futuro.

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